domingo, 5 de julio de 2015

Futuro de la RSE, la empresa del futuro. IIa. Parte.


En la primeraparte de este artículo analizábamos brevemente la evolución de la responsabilidad de la empresa ante la sociedad y su situación actual. En esta segunda parte analizaremos como se puede profundizar esta responsabilidad.

¿Nuevo papel de la empresa, nuevo modelo de negocios? ¿Cómo? [1]






Hay que moverse de la empresa responsable, total o parcial, pero por compromiso consigo misma, con o sin certificación de terceros, hacia la empresa que adquiere el compromiso ante la sociedad de forma legalmente vinculante, por estatutos. No basta el compromiso consigo misma, entre sus dueños, ni con un grupo de certificadores, el compromiso debe ser con la sociedad.  ¿Es factible? Veamos.

En principio podríamos decir que la diferencia entre responsable por compromiso consigo mismo y responsable por compromiso legal es la misma que entre la cohabitación y el matrimonio.  En el último hay un vínculo legal reconocido por la sociedad.  El matrimonio de la empresa con la sociedad la comprometería a ser responsable y el divorcio (de la sociedad) sería fatal para la empresa.

La gran ventaja del compromiso legal individual sobre la regulación gubernamental genérica (que comentábamos en la Parta Ia.) es que si la empresa decide comprometerse legalmente, le aplica a ella, a su contexto, a su realidad, en función de sus posibilidades reales, de sus circunstancias, con flexibilidad.  La empresa no debe comprometerse a una serie de medidas puntuales específicas, debe comprometerse a asegurar que la sociedad también se beneficia de sus actividades.  Ahora lo que hacen las empresas es completamente discrecional, pueden dejarlo de hacerlo de un día para otro, como en efecto lo hacen.  El compromiso legalmente adquirido va más allá de no hacer el mal, la comprometería, legalmente, a hacer el bien.

Sería un modelo de empresa diferente al tradicional.  Por una parte el primer sector (sector privado) está tomando cada vez más el propósito de hacer el bien para la sociedad, por ahora porque cree que le conviene, por ahora a través de acciones aisladas muchas veces para salir del paso, para evitar conflictos, para cumplir con regulaciones, para satisfacer algunos miembros internos que lo exigen, por presiones externas, pero la tendencia es hacia una actuación más integral.

Los mismos gobiernos (segundo sector) también quieren o están necesitados de  gestionar sus escasos recursos con fines sociales con la mayor eficiencia posible y se han creado alianzas público privadas (gobiernos y empresas privadas, con o sin la sociedad civil) para gestionar estos servicios.  Por ejemplo en salud, educación, servicios públicos como infraestructura (agua, transporte, energía) y justicia.

Por otra parte la sociedad ya no ve más a la empresa solamente como proveedora de bienes y servicios o de empleo, sino que la comienza a ver como una parte integral de esa sociedad, que tiene responsabilidades, no solamente por los impactos de sus actividades, que es donde mayormente estamos, sino que además tiene la responsabilidad de contribuir a su bienestar, como todo el resto de los miembros de la sociedad.

La sociedad civil (a veces llamado el tercer sector) se ha ido desarrollando en dos sentidos. Por un parte para exigir mayor accountability de los gobiernos y de las empresas sobre sus acciones.  Ambos usan los recursos de la sociedad, muchos de ellos escasos, no renovables, para llevar a cabo sus actividades y se quiere que lo hagan eficientemente y que rindan cuentas.  Por otra parte, la sociedad civil se ha visto en la necesidad de suplir deficiencias de los gobiernos y de las empresas.  La forma más prevaleciente es la de la gestión de la filantropía, usando recursos de las tres partes, gobiernos, empresas y de la misma sociedad civil, incluyendo los individuos.  La sociedad también le está exigiendo accountability a las instituciones de la sociedad civil por la gestión de sus recursos, no basta que los coloquen, deben hacerlo de forma efectiva y eficiente.  Poco a poco las decisiones de asignación de los escasos recursos irán a las instituciones de la sociedad civil que demuestren que los pueden gestionar eficiente y efectivamente.  Se les está pidiendo que dentro de su función social muestren disciplina, que usen algunas de las virtudes de las empresas, por ejemplo la gestión eficiente y efectiva, sin tomar sus defectos de avaricia y cortoplacismo.  Estas instituciones del tercer sector se están moviendo a modelos híbridos donde tratan de combinar características del tercer sector y del primer sector y surgen conceptos como el emprendimiento social, el filantrocapitalismo, empresas cívicas, inversión de impacto, etc.

El modelo tradicional de la empresa que opera como si fuera el centro del universo, de los gobiernos que operan como si su función fuera meramente gestionar el estado y la sociedad civil que opera como si no tuviera que considerar la eficiencia en la utilización de recursos de terceros yo no es viable.  Todos deben tener el objetivo común de usar los escasos recursos con la mayor eficiencia y efectividad posibles en bien de la sociedad.  Eso es la esencia de la sostenibilidad.

Tendencias en los tres sectores

Las empresas, el primer sector, los gobiernos, el segundo sector y la sociedad civil, el tercer sector están creando intervenciones e  instituciones que buscan capturar las ventajas comparativas de cada uno, y se están moviendo hacia estructuras que potencian su contribución a la sociedad.

El sector privado considerando no solamente la mitigación de sus impactos negativos sino además para potenciar los positivos, usando los recursos de la empresa para servir las necesidades de la sociedad, por ejemplo creando productos y servicios que solo hagan el bien, contribuyendo a mejorar la calidad de vida, incluyendo a las poblaciones menos favorecidas en la actividad económica, ya sea produciendo productos y servicios para sus necesidades ya sea incorporándolos a la actividad productiva de la misma empresa.  Hay un movimiento desde las prácticas responsables ocasionales (donde están la mayoría), hacia las maneras como se obtienen las ganancias (donde están algunas empresas), hacia qué se hace con las ganancias para beneficio de la sociedad (donde están muy pocas). Recientemente has salido a la luz muchos casos de empresas responsables, en el sentido tradicional, que eluden impuestos[2] o que recompran sus propias acciones con las ganancias, evitando invertir lo que contribuiría al desarrollo económico y social. [3]

En el sector público algunos gobiernos se percatan de que no todos los servicios a la sociedad que son de su responsabilidad los pueden cumplir con el modelo burocrático tradicional de ministerio con criterios políticos y crean o contribuyen a crear instituciones, que pueden ser empresas públicas, donde también tratan de combinar la visión social con la eficiencia empresarial.  No es que se gestionan con fines de lucro, pero si con fines de eficiencia en la utilización de recursos públicos, con los consiguientes incentivos para su gestión. En algunos países se han creado asociaciones público privadas para la gestión de los servicios públicos, cada uno ejerciendo la parte de la gestión donde tiene mayores ventajas comparativas.  Por ejemplo, en el caso de salud, el sector privado puede encargarse de la construcción y equipamiento del centro hospitalario, el tercer sector puede encargarse de su gestión día a día y el gobierno de su regulación y gestión estratégica para asegurarse el cumplimiento de los fines sociales.  La sociedad está exigiendo cada vez mayor eficiencia en el uso de los recursos públicos.

La sociedad civil también se está moviendo en la dirección de mejorar su contribución a la sociedad.  En este sector ha habido mucha innovación recientemente a través de múltiples modalidades organizativas que pretender mejorar la eficiencia y efectividad de sus intervenciones.  Esto en buena parte es la combinación de la motivación innata de servir a la sociedad con la necesidad de gestionar los escasos recursos con criterio de escasez, cuando ven que el modelo de usar recursos de donaciones es cada vez menos viable en el mediano y largo plazo.  Algunas están impulsadas por las presiones de donantes que exigen demostración medible del impacto logrado en la transformación de su población objetivo, y no solo contabilidad de las actividades llevadas a cabo o del volumen de recursos colocados.  La misma filantropía de empresas, fundaciones e individuos de gran riqueza está exigiendo que se deben producir resultados tangibles, que deben llegar a la sostenibilidad en el largo plazo, que se gradúen de la dependencia de donaciones y por ello son sometidas a la “disciplina del mercado” a veces llamada “filantrocapitalismo”.  Otras ONGs empiezan creando o participando en asociaciones con terceros para producir productos y servicios que puedan generar algunos ingresos sin abandonar los fines sociales y desarrollan organizaciones hibridas, con fines de lucro para suplementar las actividades sin fines de lucro.  Otros, como comentábamos anteriormente  crean empresas específicamente para resolver problemas sociales, que a veces surgen de iniciativas del tercer sector y a veces de iniciativas del primer sector.  Empresas de bien común, cooperativas, corporaciones de desarrollo comunitario, empresas sin fines de lucro son algunas de las múltiples formas que toman estas organizaciones.

Y hay movimiento unificador de los diferentes sectores.  Empresas con fines de lucro que para expandir su responsabilidad adquieren o se asocian con empresas con fines sociales.[4]  El algunos casos la empresa tradicional tiene presión de la sociedad para ser más responsable pero su posición competitiva le impide transformase completamente por lo que adquiere una empresa social, en algunos casos para aprender de su modelo de negocio e incorporarlo al suyo, otras veces para poder decir que tiene parte de su línea de productos o servicios dedicados al bien común y así proteger su negocio tradicional.  En otros casos la empresa quiere hacer más efectivas sus actividades filantrópicas y que sean financieramente sostenibles y para ello se asocia con empresas híbridas que tengan experiencia.   En el peor de los casos, algunas empresas adquieren a los competidores con criterios sociales para eliminar la competencia. 

Estos movimientos de los tres sectores hacia la incorporación proactiva de la sociedad está contribuyendo a crear lo que podría ser el nuevo sector, todavía muy difuso o confuso, el cuarto sector, donde se ubican las instituciones con fines de beneficios monetarios y beneficios para la sociedad.  Se está fraguando un emergente cuarto sector que muestra la tendencia de lo que será la RS y la empresa del futuro. El segundo y tercer sectores, con objetivos del bien común están siendo movidos por la necesidad de la eficiencia y efectividad.  El primer sector, con objetivos de eficiencia y efectividad está siendo movido por las demandas sociales de que esto se logre para el bien común. Y se encuentran en el cuarto sector.







Por ahora no todos los sectores de la actividad económica son atendibles con instituciones del cuarto sector.  Las mejores posibilidades están en servicios relacionados con salud, educación y otros servicios sociales, infraestructura y servicios financieros especializados (microfinanzas).  No obstante cada día surgen empresas que se ubican en este cuarto sector, como algunas cooperativas, empresas híbridas, combinaciones de empresas con fines de lucro con instituciones sin fines de lucro (fundaciones, ONGs, uno que gana el dinero y otro que coloca los beneficios)  y otros tipos. La tipología no es tan importante como el concepto y la dirección hacia la cual se mueve la empresa del futuro.  Si las empresas se denominan del cuarto sector es irrelevante, lo importante es lo que hacen.

Y por supuesto desde el primer sector surge la pregunta obvia: Si estas “empresas con fines de beneficio” son financieramente sostenibles, ¿no serán objeto de competencia por parte de empresas que no se deben preocupar por la parte de los beneficios sociales y las sacarán del mercado?  Sí, si son exitosas son vulnerables a la competencia, a menos que la sociedad, léase el mercado, lo reconozcan y favorezcan a las empresas con estos beneficios duales.  No será fácil, la sociedad todavía requiere de mucha concientización y educación.






Y estas tendencias convergen en lo que podríamos llamar el nuevo modelo de empresa, que es más que una empresa responsable por sus impactos ante la sociedad, que es más que una sociedad civil  y un gobierno que gestionan eficiente y efectivamente los recursos.  Estos son los mínimos que se puede esperar y es la situación actual en muchos países o sectores.   Pero el nuevo modelo va más a allá, es la empresa que persigue beneficios para la sociedad con sostenibilidad financiera a largo plazo, la que gestiona exitosamente el  conflicto cotidiano entre ambos fines, sociales y financieros. Y va más allá de una certificación independiente a la empresa por sus acciones responsables. En el caso de las empresas con fines de beneficios el compromiso es con la sociedad, al incorporarlo en los estatutos y adherirse al régimen legal pertinente. [5]

En la tercera parta analizaremos si  ¿Es esto teórico o es factible en la práctica?






[2] Elusión de impuestos a través de la creación de empresas huecas en países con baja carga fiscal o con exenciones. No pagan impuestos en los países donde se generan los ingresos usando la infraestructura pública y social, pagan poco o nada en países que no han contribuido a la producción. Ver mi artículo Eludir y evadir impuestos: ¿Hasta dónde llega la irresponsabilidad empresarial?).

[4] Ver el resumen del artículo Four Strategies for Responding to Sustainability-Oriented Competitors (el completo fue publicado en el California Management Review)

[5] Aunque la certificación puede ser parte del camino a recorrer, como es el caso de las B-Corps en EEUU o el Sistema B como se ha dado en llamar en América Latina en las que alguna institución certifica (en general B-Labs con sede en EEUU) que se han comprometido a ser responsables.  Lo deseable sería que las empresas cambiaran por lo menos sus estatutos si la figura legal de empresa por beneficios no existe en el país.  Lamentablemente en muchos países con sistemas legales basados en el derecho romano está  apertura a los beneficio sociales puede no ser aceptada por las autoridades comerciales y el compromiso se limita a un acuerdo privado entre accionistas, legalmente mucho más débil.  Ver mi artículo  ¿Se puede ser responsable por estatutos?: Empresas con fines de beneficios y Empresas B analiza las diferencias entre la certificación B-Corp y las empresas con fines de beneficios.

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