domingo, 21 de enero de 2018

Un buen ejemplo de cómo contribuir al logro de los ODS



En dos artículos anteriores hemos comentado las presiones que se están ejerciendo sobre las empresas para actuar y reportar sobre sus contribuciones al logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, ODS. En De cómo los Objetivos de Desarrollo Sostenible pueden contribuir al greenwashing comentábamos que la reacción de muchas empresas puede ser la de querer aparentar contribuciones relativamente intrascendentes. En ¿Legitimidad o greenwashing en la contribución de las empresas a los ODS? ofrecíamos cinco criterios para distinguir entre las contribuciones legítimas y las que se alegan que se hacen para quedar bien, para el “lavado de cara” (greenwashing).  A finales del 2017 surgió un buen ejemplo de cómo contribuir, legítimamente, al logro de los ODS en lo que puede considerarse una asociación entre el sector público, responsable por los ODS, y el sector privado, actor indispensable para su logro.

El Parlamento y el Consejo europeos han logrado cuatro acuerdos legislativos sobre desechos, residuos de empaques, rellenos sanitarios y sobre desechos electrónicos, disposición de vehículos y de baterías.  Los acuerdos establecen obligaciones a las entidades públicas de los países miembros en cuanto a metas a ser logradas y mecanismos de supervisión y reporte.  En este caso además establecen “responsabilidades sobre los productores incluyendo responsabilidades para la recolección de bienes usados, selección y tratamiento para su reciclaje. Se establece además que deberán hacer una contribución financiera para esos propósitos que se calculará en base a los costos del tratamiento”.  El 16 de enero la Comisión Europea también aprobó una estrategia sobre la gestión de los residuos plásticos.

Los Acuerdos incluyen metas como la reducción en la generación de desechos, incluyendo alimentos, y los que van a vertederos, aumento en el reciclaje de desechos por tipo de desecho, armonización de normas legales para el reciclaje y para subproductos, entre otros, además de las responsabilidades para los productores de bienes que conducen a desechos.

Estos acuerdos están en espera de aprobación formal para luego ser sometidos al Parlamento Europeo y luego al Consejo para su adopción como Directivas y su transcripción a legislaciones y reglamentos nacionales.

Para la Comisión estos acuerdos se enmarcan dentro de su estrategia para la promoción de la economía circular.  Esto respalda nuestras críticas sobre el abuso del término “economía circular” (La economía circular: ¿Innovación o reciclaje?).  Esta estrategia se refiere a la “antigua” estrategia de “reducir, reusar, reciclar” que tanto critican los promotores de la economía circular.  Estos esfuerzos son laudables, pero no cierran un círculo, solo son una parte de una curva.  En efecto la Comisión al defender los acuerdos dice que ellos pondrán la “prevención, reuso y reciclaje por encima de la incineración y el uso de los rellenos sanitarios”, o sea, usan el leguaje que la economía circular desdeña.  Pero lo importante es el impacto que logren.

Estos acuerdos, si son implementados, contribuirán directamente al logro de metas específicas, la meta 12.5: “De aquí a 2030, reducir considerablemente la generación de desechos mediante actividades de prevención, reducción, reciclado y reutilización”,  y la meta 12.3: “De aquí a 2030, reducir a la mitad el desperdicio de alimentos per cápita mundial en la venta al por menor y a nivel de los consumidores y reducir las pérdidas de alimentos en las cadenas de producción y suministro, incluidas las pérdidas posteriores a la cosecha”, partes del Objetivo 12: “Garantizar modalidades de consumo y producción sostenibles”.

Los indicadores tentativamente propuestos en el Report of the Inter-Agency and Expert Group on Sustainable Development Goal Indicators, (ver Indicadores para los ODS: ¿Son los ODS medibles?) para estas metas son: Tasas de reciclaje nacional y toneladas de reciclado y un Índice global sobre la pérdida de alimentosEstos indicadores son muy generales y agregados para la gestión de las metas, pero es así como se propone medir el logro de los ODS.  Las Directrices que emanarán de la Comisión Europea tendrán un mayor número de indicadores, más específicos, en función de las metas que se persiguen.

Para establecer su legitimidad potencial podemos analizar las propuestas en función de los cinco criterios que postulábamos en el segundo de los artículos mencionados arriba. Reproducimos en negrilla el criterio propuesto allí y comentamos este caso.

  • MaterialesLas contribuciones deben ser materiales, es decir deben significativas, no pueden ser trivialidades o nimiedades.  Por su naturaleza, las contribuciones se refieren a dos metas muy específicas y son materiales, de hecho lo que más ha retrasado las negociaciones son los montos de las metas a lograrse.

  • Incrementales.  Las contribuciones deben ser en adición a lo que se venía haciendo tradicionalmente. En este caso lo son, ya que representan metas más estrictas que las vigentes.  Para algunas de las partes interesadas deberían ser mas estrictas en tanto que para otras deberían serlo menos, pero en todo caso son incrementales.

  • Contextuales. Las contribuciones deben ser relacionadas con la actividad de la empresa, con el contexto en que opera. Por definición las metas se aplican a las partes que contribuyen a ello, a los municipios y otros gobiernos locales y a los productores pertinentes.  No sabemos en qué medida se traducirán en obligaciones al público en general.

  • ImpactantesLa contribución debe tener impacto, medible o no. Las metas están establecidas de tal manera que sean medibles y verificables y su impacto se ha analizado, ex ante, en un análisis de costo beneficio.

  • Sostenibles.  Y por último la contribución debe ser sostenible en el tiempo.  No se trata de hacer una contribución ocasional. Las contribuciones no tienen fin en el tiempo y se deben hacer continuamente.  Es de esperar que las metas vayan siendo cada vez más estrictas en cada período de renovación.

Estas contribuciones son dictadas por el sector público a través de regulaciones y el cumplimiento del mínimo no es voluntario para las empresas, pero como en todas las regulaciones ello no obsta para que las empresas vayan más allá de su mínimo, ya que tendrán que establecer diseños, mecanismos y procesos para cumplir lo que forzará a las empresas a tratar de sacarle la máxima rentabilidad a esas inversiones y podrán ampliarse, voluntariamente, aprovechando las economías de escala.

Estas metas son válidas a nivel agregado y cada entidad (municipalidad, empresa, etc.) deberá hacer su contribución a su logro, lo que podría llevar a intercambios de tecnologías, de información y hasta a desarrollar un mercado de desechos y residuos, para cumplir con el agregado.

Es un buen ejemplo de la iniciativa pública, que es a quién le corresponde la responsabilidad por el logro de los ODS, usando al sector privado (y público en general [1] ) para hacerlo.




[1] El 1 de enero del 2018 entró en vigencia una ley en Italia por la cual las bolsas para la fruta, verdura, carne, pescado, etc. que se usan en la compra al granel deben ser biodegradables y se debe cobrar un céntimo por cada una, que debe pagar el consumidor (y esta prohibido traerlas de casa).  Pero algunos para ahorrar un céntimo de la bolsa malgastan varios céntimos en papel y tinta.


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